El Colegio Mexiquense inició el ciclo de conferencias «Las mujeres indígenas en México», con la charla de la historiadora Miriam López Hernández sobre «Mujeres mexicas y su participación en la sociedad»
La enorme variedad e importancia económica, social, cultural y política de las mujeres en la sociedad mexica de los dos siglos anteriores a la llegada de los españoles, señala un campo todavía por explorar para los historiadores del México antiguo, pero en especial, remite a las variadas e indispensables maneras en que estas tuvieron un papel activo y vital en la estructura productiva.
Hilanderas, tejedoras, productoras para el mercado, adivinas, responsables de las tareas domésticas en su hogar o en los de las clases altas, herederas de los oficios de sus padres, adivinas, curanderas, yerberas, cocineras, sacerdotisas, casamenteras, prostitutas, campesinas o recolectoras, esposas y madres, apoyo de los guerreros y excepcionalmente guerreras ellas mismas, de una lista muy larga y variada de actividades y oficios, las mujeres cumplieron un papel central para la vida económica de la poderosa nación mexica, en la que representaban la mitad de la población.
En la primera conferencia del ciclo «Las mujeres indígenas en México», organizado por El Colegio Mexiquense en consonancia con la declaratoria de 2025 como Año de la Mujer Indígena por parte del Congreso de la Unión, Miriam López Hernández, profesora-investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, habló de «Mujeres mexicas y su participación económica en la sociedad», en sesión moderada por la arqueóloga María del Carmen Pérez Ortiz de Montellano.
En el Aula Mayor de la institución, la estudiosa dijo que esa participación no ha sido abordada lo suficiente, pese a la abundancia de los estudios sobre la economía mexica, pues los trabajos han partido de la premisa de que los espacios de interés social estuvieron ocupados solo por los varones.
La perspectiva de género es idónea para abordar las relaciones sociales, pues la información sobre las mujeres necesariamente es información sobre los hombres, y en la sociedad mexica, ambos no ocupaban esferas separadas; es decir, el género forma parte fundamental del cuerpo teórico-metodológico para estudiar la situación de las mujeres en relación con la de los hombres, dijo la historiadora.
Añadió que ese enfoque busca conocer y entender mejor las identidades personales y sociales que han sido atribuidas a los géneros mediante construcciones culturales que van más allá de las diferencias biológicas, y los historiadores del México antiguo tienen ante sí el desafío de dar cuenta del rol que tuvieron las mujeres y de sus ámbitos de acción, sin olvidar que deben ser estudiadas en su diversidad, pues no compartían entre ellas un mismo estatus, el cual variaba de acuerdo con la clase social, edad y condiciones específicas.
En los estudios de la economía mexica se han atendido innumerables temas, pero el papel de las mujeres ha sido invisibilizado, aseguró López Hernández, quien presentó un análisis muy detallado del rol de las mujeres en la producción de los tributos y en las relaciones económicas, así como en la tenencia de la tierra.
Detalló la rigurosa estratificación social de la sociedad mexica del periodo posclásico, el último en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles; el hecho de que nadie estaba desligado de la producción y la certeza histórica de que había una división sexual del trabajo, en cuya base, las macehualtzin hacían la limpieza, lavaban ropa, cocinaban, cuidaban de los hijos, atendían a los animales domésticos, el huerto familiar, acarreaban agua y producían el vestido y la cerámica, además de apoyar al marido y vender algunos artículos.
Las mujeres de las clases altas se dedicaban a las actividades culinarias, hacían trabajo con el malacate y el metate, elaboraban joyas y pintaban las telas, pero muchas otras, de condición diferente, ejercían oficios y actividades como la venta de plumas, raíces y yerbas, yerbas y verduras, de guisados, tortillas, atole y tamales, o bien chocolate, madejas de algodón, y otras más eran adivinas, curanderas, atendían calenturas, huesos, mal de orina, gota, llagas, eran parteras, casamenteras (las viejas matronas), sacerdotisas y las más pobres, prostitutas.
La investigadora presentó información de muy diversas fuentes, como los códices Mendocino y Florentino, los primeros cronistas y de estudios recientes, a la vez que detalló la importancia de la producción de mantas, que eran usadas como moneda, y el papel central de las mujeres en esa tarea.
Asimismo, dedicó tiempo a los roles de niñas y niños, el ceremonial que culminaba en el casamiento, la crianza de los hijos y su educación, la señalada división del trabajo, las diferencias en el vestido por clase social, el cabello, el arreglo y la idea de belleza, la entrada al mercado mexica de hasta dos millones de mantas por año, la importancia y creencias relativas a los estados liminares de las mujeres como construcciones sociales, en especial a los días de menstruación, y la idea de que las mujeres tenían mucho tonalli (la fuerza que viene del sol).
El presidente de El Colegio Mexiquense, Raymundo César Martínez García, habló del ciclo de cinco conferencias que habrá en el año por parte de destacadas académicas, algunas de extracción indígena, quienes tocarán temas de historia, aportes, trayectorias y problemáticas de las mujeres de las poblaciones originarias del país, con la idea de que las mujeres han sido y son un sector históricamente marginado, del que no se ha considerado su peso y protagonismo en la lucha social y en el aporte a la cultura.
Comunicado de prensa 016/2025
Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, 5 de marzo de 2025